lunes, 16 de enero de 2017

El colonialismo

El colonialismo se define como el sistema político y económico por el cual un estado extranjero domina y explota una colonia. Pues esto es lo que ocurrió en el mundo desde el siglo XVI con el descubrimiento de América.

Tanto España como todo el resto de países europeos se lanzaron a la conquista del mundo y su colonización. Primero España con la mayoría de Sudamérica, luego Portugal y su potencia naval la que se hizo con la zona que hoy ocupa el estado de Brasil y después todas las grandes potencias europeas se ocuparon, sobre todo, de norteamérica, ocupando las zonas de EE.UU. y Canadá.

Estos descubrimientos provocaron una autentica revolución, tanto comercial, como social y económica, por ello se da esta fecha como el final de la Edad Media y da paso a la Edad Moderna. El comercio y la economía se revolucionó gracias al descubrimiento de nuevos mercados a los que vender y de nuevos productos con los que comerciar. Entre los nuevos productos de especial atractivo en el viejo continente se encuentra el café, el cacao, el caucho, el té o la caña de azúcar. 

Pero Europa quiso aprovechar la situación así que impuso su poder allí poniendo todo el territorio y a las personas bajo su poder. Con la llegada de estos cambió la economía autóctona, lo que tradicionalmente había sido una agricultura autosuficiente y de policultivo, ahora pasó a ser una de exportación, extensiva y de monocultivo. Lo que provocó la perdida de cultivos autóctonos de poco interés europeo y de las técnicas tradicionales, adquiriendo las exportadas de Europa que daban un mayor rendimiento a la producción.  

Primero fue América, pero las potencias no se conformaron y se lanzaron a otras regiones del mundo, se pasó a la época del imperialismo, donde los países para hacerse respetar debían de tener un gran imperio. Fue Reino Unido la que exploró las zonas de África, donde su intención era la de conectar el Mediterráneo con Sudáfrica, y en Asia, donde puso bajo su poder su colonia más preciada históricamente, India. Pero el resto de países no se quedaron atrás, Francia obtuvo el poder del norte de África donde pretendían unir  sus posesiones en el Atlantico con las de Índico, y en la península de Indochina. Lo mismo hicieron otros países como Alemania con sus posesiones en África y Oceanía, Bélgica con el Congo belga u Holanda, especialmente con Indonesia, aunque también se puede mencionar la Guayana.

Estas adquisiciones permitieron ala economía de la metrópoli relajarse en el aspecto de la innovación y el desarrollo ya que ante la abundancia de mano de obra esta era más barata. Y más importante, el aumento en el número de mercados permitió que las metrópolis pudieran vender sus productos en sus colonias. Siendo de las mismas colonias a veces de las que extraían la materia prima.

martes, 10 de enero de 2017

Los señores de las finanzas

Liaquat rescata la historia de los cuatro presidentes de los bancos de Inglaterra (Montagu Norman), Francia (Emile Moreau), Alemania (Hjalmar Schacht) y la Reserva Federal de Nueva York (Benjamín Strong), considerados en los años 20 como el club más selecto del mundo. En aquel tiempo los bancos centrales eran privados y su papel era vigilar el patrón oro que compartían 59 países y asegurarse que no hubiese inflación.

Liaquat explica la Belle Epoque en la que el libre comercio internacional y los avances tecnológicos creó una época de bonanza aunque en los ultimos años previos a 1914 hubo temor a una guerra, que los expertos auguraron corta porque era contraria al crecimiento económico de los países.

Respecto a los gobernadores de los bancos centrales, cada uno tenía su estilo. Strong procedía de una familia rica vinculada a la banca J.Morgan que representaban a los bancos más poderodos. El inglés Montagu procedia de un entorno aristocrático y el banco central se transmitía por turnos entre las siete familias más adineradas de Inglaterra desde el 1600, el que también tenia una vida muy estrafalaria. Por parte del francés, este era un servidor del Estado, y Schacht, el alemán, otro funcionario que incurre en una escalada social hasta los días en que comienza la contienda de la Primera Guerra Mundial.

Tras estudiar los cuatro perfiles profesionales y de clase social de los cuatro directores de los bancos centrales, Liaquat comenta que en los albores de la Primera Guerra Mundial, un grupo de banqueros de Wall Street se reunió secretamente en una isla de cazadores de Georgia para montar un banco central de Reserva Federal de EEUU aunque luego el Senado lo descentralizó aunque pasó a ser el de Nueva York el más importante y el que tomaba las decisiones. En aquellos tiempos, regía el patrón oro.

Respecto a la Guerra Mundial, las bolsas se hundieron. Todos daban por supuesto que el conflicto duraría un año hasta que se agotase el dinero pero duró cuatro porque pidieron préstamos. Al final del conflicto, hubo 10 millones de muertos, las monedas europeas perdieron entre 2 y 4 veces su valor, EE.UU. tenía el doble de reservas de oro y Europa dificultades económicas y sociales, ya que el Imperio Alemán desapareció.

Liaquat describe las negociaciones para fijar la indemnización de guerra de Alemania, que estimaron en 100.000 y rebajaron a 12.000 millones de dólares. Keynes advirtió en su libro “Las consecuencias económicas de la guerra” que Alemania solo podría pagar 6.000 millones sin poner en peligro al resto de la economía mundial. No le hicieron caso y los alemanes asumieron el pago de la deuda y la pérdida de territorios, lo que, a la larga, generó resentimiento entre los perdedores.


Liaquat explica cómo se produjo la hiperhinflación en la República de Weimar de Alemania tras la devaluación del marco, donde la gente cobraba varios billones de marcos y el director del Banco Central continuaba la emisión de billetes porque así se lo pedían los gobernantes, lo que no hacía más que alimentar la hiperhinflación. Cuando cobraban el salario cada día, los trabajadores tenían media hora para gastarlo antes de que perdiese su valor. El autor hace referencia a esta política con la frase: "El kaiser Guillermo II dirigía el país como una fábrica”.

Liaquat explica que Estados Unidos reclamó las deudas a los aliados, lo que generó malestar entre los europeos. Solo Inglaterra debía 5.000 millones aunque los demás debían a Londres 11.000 millones. Keynes tuvo un plan que consistía en que EE.UU. prestaría dinero a Alemania para que pagase a los aliados y estos a EE.UU. pero el plan fue rechazado. Mientras, Europa estaba arruinada y algunos reprochaban a EE.UU., al que apodaban el usurero tío Shilock, que hubiese entrado tarde en la guerra y que fuese el único país beneficiado.

Keynes recomendó a los deudores ganar tiempo para desesperar a los acreedores. Así, los británicos pagaron 80 céntimos por dólar, los franceses 40 y los italianos menos.

Tras la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos acumulaba la mayor parte de las reservas de oro mientras que otros países, con cuantiosas deudas de guerra, tuvieron que hacer frente a una elevada inflación, lo que perjudicaba a los ahorradores, o a la de devaluación de las monedas y un proceso de deflación y caída de precios. Otra idea de los directores de los bancos centrales era cortar el crédito para reducir el valor de la moneda y ajustarlo al valor del oro pero a costa de generar una recesión y crear millones de parados (Parece una situación similar a la crisis de 2008). Esta política monetaria de apretarse el cinturón dio sus frutos en EE.UU., que tras varios años de privaciones volvió al crecimiento. Keynes dijo que había que abandonar el patrón oro, algo que en realidad ya hacía Strong, el director de la Reserva Federal porque retiró de la circulación el oro y creó un sistema de cambio por billetes, en concreto del estable dólar. Pronto descubrieron otros trucos como subir o bajar los tipos de interés de la moneda en función de si la economía se recalienta o hay que generar crecimiento. Otra idea fue que el banco central interviniese en el mercado continuo mediante la compra de deuda pública.

Se abordan los intentos de Alemania para estabilizar su moneda desprestigiada por la hiperinflación. Schacht, que aun no presidía el Reichsbank, consiguió eliminar el Reichsmark y pasar al Rentenmark, una moneda que estaba respaldada por la tierra ya que Alemania carecía de reservas de oro. Tras un corte en el grifo del crédito y una reducción de la cuarta parte de los funcionarios, la nueva moneda se estabilizó y los agricultores volvieron a llevar sus productos a los mercados y la economía volvió a generar confianza. El siguiente paso de Schacht fue contactar con el banco de Inglaterra para que autorizase la concesión de créditos a Alemania y aplazase el pago de deuda de guerra. El plan era comprar oro a EE.UU.

El Banco de Inglaterra en 1924, tras la visita de Shacht, decide apoyar a Alemania, que propone basar su nueva moneda en la libra esterlina. La posterior comisión Dawes, integrada por prácticos americanos liderados por el general Dawes, logra avanzar en la solución de la deuda de guerra pero sigue sin determinar las indemnizaciones, que oscilaban entre los 8.000 y 12.000 millones de dólares. La clave del plan Dawes era que EE.UU. concediese créditos al Reichsbank, este pagase sus deudas a los aliados y a su vez estos saldasen los créditos de guerra con EE.UU. pero "nadie podia predecir qué pasaría cuando la música dejase de sonar”.

Durante las deliberaciones, el franco se desplomó hasta que la banca Morgan concedió un préstamo de 100 millones a Francia. J.P.Morgan se convirtió en una agencia de préstamos internacionales de máxima influencia.

Se aborda la decisión del ministro de Hacienda, Winston Churchill, de volver al patrón oro a pesar de que Keynes le advirtió de que estabilizar la libra un 10% supondría aumentar el paro, cerrar empresas y entrar en recesión mientras Francia seguía creciendo pese a tener un franco inestable. Pero Churchill le hizo caso a Norman, del Banco de Inglaterra, que a su vez estaba de acuerdo con Strong, de la reserva federal Norteamericana. Lo cierto es que la mayoría de las reservas de oro estaban almacenadas en EE.UU. pero así no tenía con quien comerciar. Que Inglaterra volviese al patrón oro fue un grave error y a los dos años los mineros hicieron huelga. La City londinense había cedido su puesto a Wall Street.

Después se tratan las maniobras de la Banque de France, gobernada por 200 familias, para estabilizar el franco. Moreau quiso evitar una recesión en 1926 y mantener las exportaciones francesas competitivas por lo que compró francos para mantener estable la moneda en 25 Francia por dólar pese a la oposición de las familias Rothschild y Wendel. Los colaboradores de Moreau creían que el tipo de interés era la clave que decidiría los pagos de la guerra. Era una vía intermedia entre la inflación alemana, que beneficiaba a los deudores y castigaba a los ahorradores, y la inglesa, que penalizaba al contribuyente.

Se dedica la atención al boom de la burbuja inmobiliaria en Miami en 1927 y la duplicación del valor de las acciones en Wall Street, así como el auge de compañías como General Motors, y la entrada de divisas en Francia, país que acumula numerosas libras convertibles en francos. Por otra parte, Schacht, el mago de las finanzas alemán que salvó el marco, se convierte en el tercer banquero más influyente del mundo. Mientras, Norman y Moreau se pelean. En última instancia, los cuatro señores de las finanzas salvan una crisis provocada por el recalentamiento de la economía de Francia, lo que demuestra lo interconectada que estaba la economía mundial.

Después se centra en las preocupaciones que se ciernen en 1926: la burbuja bursátil de EE.UU, los excesivos préstamos extranjeros a Alemania y un patrón oro cada vez menos funcional. Los banqueros se reunen en Long Island y la Reserva Federal, con un modesto recorte de los tipos, respaldó la libra facilitando el crédito y el oro volvió a fluir a Gran Bretaña. Pero no conseguían controlar la deflación y los precios mundiales seguían cayendo. Sin embargo, ya no era posible sostener la idea de que la libra pudiese cambiarse por oro. Strong, muy enfermo, fallece en 1927 tras intentar convencer a Norman del peligro de la libra.

Posteriormente se aborda la burbuja de Wall Street.  El Dow Jones pasó de 200 a 380 en una era feliz para los especuladores, muchas de ellas mujeres.Washington empezó a dar la alarma contra la burbuja. El Fed recibió el encargo de desinflar la burbuja sin menoscabar la economía aunque Strong, antes de fallecer (le sucedió Harrinson), había dicho que el Fed debía mantenerse al margen y esperar que el frenesí se extinguiese por sí solo. El problema se extendió a los bancos centrales europeos porque Nueva York absorbía el capital extranjero. Las presiones para reducir el crédito a los especuladores resultaron inútiles porque el dinero venía de todos lados, incluso fondos orientales. Alemania se benefició de la expansión hasta 1929, cuando entró en recesión y tenia que pagar las deudas de guerra. Se inició la conferencia Young o Dawes II, para renegociar la deuda de 600 millones de dólares anuales (el 5% del PIB) durante 37 años por otra menor de 525 que luego rebajó a 500. Keynes advirtió que así Alemania no iba a recibir préstamos ni salir de su agujero y advirtió de una crisis inminente. Empezaron a subir los tipos pero el Dow Jones seguía subiendo. Algunos empezaron a vender sus carteras en primavera. Norman advirtió que Gran Bretaña iba a salirse del patrón oro.

En 1929, el Fed inyectó dinero en el mercado pero las acciones ya estaban en caída hasta el 50% del PIB (50.000 millones de dólares). Rusia tuvo que vender sus cuadros. El Fed paró sus ajustes, lo que fue un error, y la economía cayó en otra depresión y la producción cayó un 10%.

El autor ve cuatro causas de la Gran Depresión: las indemnizaciones de guerra lastraron la economia mundial, la pretensión de los banqueros centrales de volver al patrón oro, que solo sirvió para regular la moneda en EE.UU., donde se disparó la burbuja bursátil. Después de 1929, los bancos centrales pasaron a manos de directores sin la capacidad de Strong, fallecido en 1928, y Moreau se valía del banco central para temas politicos (afianzar el predominio francés) más que económicos.

El autor concluye que la Gran Depresión fue provocada por una ausencia de capacidad decisoria, por una falta de comprensión del funcionamiento de la economía. Sin embargo, las advertencias de Keynes fueron tenidas en cuenta y "desde entonces no hubo una catástrofe económica como la de 1929 a 1933", hasta la llegada de la crisis actual.

Consecuencias económicas para Reino Unido por el 'Brexit'

El 23 de junio de 2016 tuvo lugar en todo el Reino Unido concerniente a la permanencia o no de dicho país en la Unión Europea. El referdum se llevó a cabo por la insistencia de una parte de la sociedad que reclamaba esa medida ante su parecer de que pertenecer a dicha institución era nocivo para los intereses económicos de su país.

Los resultados de dicho día dieron la victoria por un 51'9% a la salida de la Unión Europea frente al 48'1% que pretendía continuar en la misma. El problema estuvo en la distribución de las decisiones de voto, ya que en toda Escocia ganó el sí a la permanencia, así como en Gibraltar, la mayoría de Irlanda del Norte y Londres. En la fotografía se aprecian las zonas donde impuso la continuidad de color amarillo y de azul los lugares donde se pretendía la ruptura. Este hecho provocó que en los lugares donde ganó la permanencia fueran reticentes a aceptar el resultado final del referéndum. Los días siguientes a la decisión se sucedieron rumores sobre posibles cosas que podía ocurrir, como una nueva petición de Escocia de independencia. Lo que si ocurrió fue que en apenas una semana después de la votación la cámara inglesa recibió mas de 4 millones de peticiones que reclamaban un nuevo referéndum, cosa que se estudió pero sin llevar a cabo esa petición. El Primer Ministro británico, David Cameron, contrario a la separación dimitió en octubre, alegando que para llevar a cabo esta medida se necesitaba a una persona más joven y con ganas y fuerzas de poner en marcha la medida.

Las principales consecuencias que se observan ante dicha decisión según la OCDE publicado en un artículo sobre el tema:

1. Desde que Reino Unido entró en la UE, en 1973, hasta hoy, el PIB por habitante se ha duplicado, superando el de otros países de habla inglesa no miembros de la UE. Tras el referendo, su salida tendrá el efecto de un elevado impuesto sobre el país y sobre su actividad económica, con consecuencias negativas para el resto de la Unión y países terceros
2. Las salidas de capitales o reducción de entradas podrían amenazar la financiación de su déficit por cuenta corriente que ha alcanzado el 7% de su PIB.
3. Al salirse perdería su libre acceso al MU y a su acceso preferencial a otros 53 mercados no miembros de la U.E.
4. Pasaría a ser, exclusivamente, miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y de sus reglas, teniendo que pagar aranceles elevados y otras barreras para poder acceder al mercado único, especialmente en los servicios financieros, además de tener que negociar sus relaciones comerciales con sus otros 162 miembros, lo que llevaría mucho tiempo.
5. La inmigración ha representado la mitad del crecimiento británico desde 2005, con la creación de dos millones de empleos y reducir la libertad de movimiento de trabajadores en Reino Unido será muy caro para su economía.
6. La salida de la UE generaría un choque financiero a su economía, produciendo una fuerte depreciación de la libra frente a las principales monedas.
7. En 2020, estos efectos reducirían en tres puntos porcentuales el PIB de Reino Unido con un coste equivalente de 2.200 libras por familia, reduciendo el PIB de la Unión en un punto porcentual.
8. En 2030, el PIB británico sería un 5% menor y su riqueza neta un 4% menor que permaneciendo en la Unión.
Además de todo esto la universidad de Oxford publico un estudio sobre este mismo tema: aquí 

Con esta decisión pone fin al acuerdo que se firmó en 1975 y ratificado en referéndum también por el pueblo británico para la entrada en la unión. En principio se tiene previsto que el Reino Unido salga oficial y definitivamente dentro de dos años, cuando se complete el tramite de separación. Estas son las previsiones de sus consecuencias, pero será el tiempo el que realmente diga cuales son.

miércoles, 4 de enero de 2017

Crisis de 1609

En el año 1609, España entro en una gran crisis que se extendió en tiempo durante décadas. En ese momento la corona del Imperio español recaía sobre Felipe III, pero varias de las causas vienen dadas desde tiempos de su padre Felipe II o incluso de Carlos I un siglo antes.

Los dos pilares de la crisis fueron: las grandes perdidas humanas y una economía muy mermada.

Durante todo el siglo XVI España tuvo que hacer frente a grandes conflictos internacionales para proteger sus posesiones por el resto de Europa, se puede destacar en este aspecto a Flandes y las posesiones en la península Itálica. Estos conflictos hicieron que la Corona tuviera que invertir en la defensa un número muy elevado de soldados así como un desembolso de dinero importante, incurriendo en perdidas demográficas y económicas.

Por otra parte estaban las colonias de América. Con su descubrimiento, muchas personas, en concreto aquellas con ambición y sin grandes oportunidades en la península decidieron emprender una nueva aventura en el nuevo continente, produciéndose una emigración masiva de población. Aunque la reducción en la mano de obra se compensó con la llegada desde las minas americanas con plata, lo que provocó una mejora en la Hacienda nacional. Pero esto no condujo a una mejora de la economía nacional, ya que la mayor parte de ese dinero se destina a los conflictos bélicos y no repercutía en la sociedad. Además, la poca plata que lograba llegar a los estamentos más bajos no se usaba para aumentar en rendimiento, sino para satisfacer los deseos más inmediatos.

Europa desde principios del siglo XVI se veía recorrida por unas nuevas ideas, congregadas todas en el protestantismo, una nueva corriente cristiana que se separaba de la tradición católica. Este nuevo pensamiento causó muchos problemas a la Corona española, ya que las posesiones de España en Centroeuropa se alineaban con ellas, traicionando la tradición católica del resto del Imperio. Carlos I ante tal situación tuvo que dividir las posesiones, dejando lo que era el Imperio germánico a su hermano Fernando, mientras que el resto de posesiones pasaban a su hijo Felipe. Esta medida no fue vista con buenos ojos por muchos. 

Felipe II se encontró un Imperio en ruinas. Tuvo que declarar tres veces al Estado en bancarrota. Fueron tiempos de guerra que mermaron aún más la economía nacional, a la cual ya no le valía con la plata americana, teniendo que pedir créditos. Las derrotas con las potencias protestantes tuvieron un doble sabor amargo. Y a todo esto había que añadir los continuos saqueos de la piratería berberisca (piratas musulmanes apoyados por el Imperio otomano) en la costa mediterránea, de dichos saqueos muchos culpaban a los moriscos, muy numerosos en la corona de Aragón.

Fue a principios del Siglo XVII, ya con Felipe III en el trono cuando se complicaron aún más las cosas. La plata que llegaba desde las colonias americanas se redujo considerablemente ante el agotamiento delas minas. Lo cual hizo que la economía nacional se encontrara en una crisis total. Las consecuencias de dicha crisis empezaron a notarla los campesinos, los cuales se resintieron aun más con los moriscos, debido al anterior resentimiento al creer que apoyaban la piratería. Pero no solo eso, la sociedad se alineó en contra de esta minoría por los rumores que corrían sobre lo blando que era el rey con los protestantes y los de otras religiones. 

Por lo que Felipe III en 1608 decidió la expulsión. Su valido, el Duque de Lerma, estuvo primero en contra de esta medida, pero cambió de opinión por intereses puramente económicos. Por lo que en 1609 se procedió a su expulsión del país. Las consecuencias de esta medida terminaron por sentenciar al Imperio. Demográficamente, la perdida de unas 300.000 personas, mayoritariamente en la costa valenciana, provocó que muchas tierras quedaran sin dueños así como una falta de mano de obra inmensa. Económicamente, esa falta de mano de obra hizo la producción fuera muy inferior que en el pasado, además, como la totalidad de los moriscos eran campesinos, la recaudación fiscal también disminuyó aun más, resentida tras la gran peste 1598-1602, donde murieron cerca de medio millón de personas.

La mayoría de los moriscos acabaron en tierras del norte de África o en el Imperio otomano, aunque hubo una parte que se unió a la piratería, causando aún más daños que antaño.

Dichos acontecimientos sumieron a la Península en una crisis de la que no se recupero fácilmente.

lunes, 2 de enero de 2017

Kenia

Kenia es un país situado en el este de África, limita al norte con Sudán y Etiopía, al este con Somalia y el océano Índico, al sur con Tanzania, y al oeste con el lago Victoria y Uganda. Formó parte de los imperios coloniales alemanes e ingleses

No solo es complicado hablar de la economía keniata antes del siglo XX, sino de cualquier aspecto. Se considera que la economía se basaba en la agricultura y pesca de autoconsumo con poco rendimiento. Los primeros europeos en asentarse en esta zona fueron los alemanes, que instauraron un protectorado en 1885. La llegada de los ingleses se dio en 1889, quedándose con en el protectorado alemán solo un año después, con la condición que respetaran sus posesiones en la vecina Tanzanía. Así nació primero el protectorado inglés de Kenia, que en 1920 pasó a ser colonia.

Los datos económicos de esta etapa de colonización de Kenia son pocos a la par que de poca fiabilidad. No es hasta su independencia a finales del año 1963 cuando se encuentran datos más fiables. Tras este suceso, Kenia promovió un rápido crecimiento económico mediante la inversión pública, el fomento de la pequeña producción agrícola, e incentivos para la empresa privada. Creciendo el PIB en un 6'6% anual durante de 10 años. A pesar de su independencia Kenia continuó perteneciendo a la Commonwealth.

En 1973 se relentizó la economía hasta la década de los 90. Esto fue debido la política de sustitución de importaciones y el aumento de los precios del petróleo que provocaron que el sector de la fabricación en Kenia fuera un ámbito no competitivo. El gobierno además comenzó una implicación en el sector privado a través de las empresas públicas. La falta de incentivos a la exportación, los controles estrictos de importación y los controles de cambio de divisas realizadas el ambiente doméstico sirvieron para hacer de Kenia un territorio donde la inversión era aún menos atractiva. A principios de los 90, Kenia tuvo su peor índice de desarrollo económico desde la independencia. El crecimiento del PIB se estancó y la producción agrícola se contrajo a una tasa anual del 3,9%. La inflación alcanzó un récord de 100% en agosto de 1993, y el déficit presupuestario del gobierno fue superior al 10% del PIB. Como resultado de estos problemas combinados, los donantes bilaterales y multilaterales suspendieron los programas de ayuda a Kenia en 1991.

En 1993, el Gobierno de Kenia inició un importante programa de reforma económica y de liberalización económica. Un nuevo ministro de finanzas y un nuevo gobernador del banco central llevó a cabo una serie de medidas económicas, con la asistencia del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Como parte de este programa, el gobierno eliminó los controles de precios y licencias de importación, eliminó los controles de cambio, privatizó una serie de empresas de propiedad pública, redujo el número de funcionarios públicos, e introdujo conservadoras políticas fiscales y monetarias. De 1994 a 1996, Kenia tuvo una tasa de crecimiento del PIB promedio de poco más del 4% al año.

Hoy Kenia tiene una de las economías más diversificadas del este de África, aunque se basa en el sector servicios, donde predomina el turismo, el cual aporta el 63% del PIB. Son las playas y las zonas de caza y safaris como el Parque Nacional de Tsavo, las que atraen a muchos de los turista, mayoritariamente ingleses y alemanes. También se ha de destacar que la mayor aportación de Kenia a la economía de la Unión Europea (su principal socio comercial) es en flores cortadas que es además el producto que lidera las exportaciones, seguidas de el té y el café. 

La actividad industrial se concentra en las tres grandes ciudades del país. Hablamos de un sector debía donde solo aporta un 14% al PIB. Se basa esencialmente en la industrias alimentaria como la molienda de cereales, la producción de cerveza y el procesamiento de caña de azúcar, además de la fabricación de bienes de consumo, como vehículos. Existe además un rápido crecimiento en la industria dedicada a la producción de cemento. Kenia tiene una refinería de petróleo que procesa el petróleo importado para la creación de productos destinados al mercado doméstico.

El país cuenta con gran déficit en la balanza de exportaciones, donde tan solo el petróleo es el 25% del total de las exportaciones.

Hablamos de Kenia como un país referente en su zona aunque pobre, el cual se encuentra en vías de desarrollo.